This is an article in Spanish about the food choices and preferences. We are working on an English version that will be available soon.
Autor: Dra. Jimena Ricatti para Estudio Crudo, clickea aquí para ver la publicación original.
Siempre llega un momento del día en el que pensamos: ¿y hoy que puedo comer?
En modo automático vamos al supermercado y recorremos las góndolas buscando la respuesta mágica, algo muy rico, fácil de preparar, o mejor dicho, que no nos robe demasiado tiempo.
Somos recolectores de fórmulas secretas, actualmente es cada vez más difícil saber qué es lo que estamos comiendo, pero eso si, tenemos más tiempo, tiempo que paradójicamente gastamos en voyeurismo gastronómico, mirando en los medios lo que cocinan y comen los demás.
A mitad del siglo pasado la industria alimentaria se expandió gracias al consumo de productos semi-preparados que permitían reducir notablemente el tiempo en la cocina. Estos productos fueron promocionados incluso como versiones mejoradas de las originales naturales y caseras. Se construyeron pirámides alimentarias que el mismo sistema de salud avaló, y que en realidad eran parte de una estrategia para incentivar la compra de productos industrializados.
Con el paso de los años, las grandes marcas que lideraban el mercado implementaron metodologías que les permitieron abaratar los costos de producción. De este modo aparecen los productos ultraprocesados, donde la industria alimentaria obtiene mayores ganancias reduciendo esos costos de producción.
¿Por qué compramos esos productos? Porque confiamos en una marca, porque el sabor es rico, porque ahorramos tiempo y seguramente porque cuesta menos, pero es justamente todo eso lo que hoy en día está enfermando a los consumidores.
Así fue como perdimos el control de lo que estamos comiendo, no tenemos idea, muchas veces ni siquiera entendemos lo que dice la etiqueta. Nuestros sentidos ya no alcanzan para poder deducir si lo que comemos nos hace bien. Por ejemplo, nuestra lengua nos dice que estamos comiendo algo dulce, pero en realidad si leemos la composición vamos a ver que extrañamente también tiene sal.
Por otro lado, tenemos un paladar moldeado por marcas que nos han educado para disfrutar una reducida gama de sabores y aromas, que son principalmente sintéticos. Nos estamos perdiendo la posibilidad de conocer toda la gama completa que la naturaleza ofrece, y eso lo vamos a poder descubrir conociendo que es lo que estamos comiendo, cuando seamos nosotros mismos los responsables de preparar el alimento.
Hoy por hoy muchas personas, motivadas por alteraciones orgánicas conocidas o inexplicables, están saliendo del trance hipnótico de los ultraprocesados. Es fundamental enfocar nuestra atención en cómo el cuerpo responde a los alimentos, identificando lo que nos hace sentir bien de lo que no, instinto puro y simple.
En estos últimos años la gente empezó a cuestionar el sistema alimentario en todas sus aspectos, y le está dando la espalda al producto nocivo, buscando alternativas sanas y sensorialmente más estimulantes. No es tan complicado como parece, es cuestión de organizarse, de saber dónde y qué comprar, de saber cómo sacarle el mayor provecho a un alimento.
Cuando se inicia el camino personal de cuestionarse por qué comemos lo que comemos, es en ese momento introspectivo que hacemos el clic y podemos salir del círculo vicioso industrial. En ese momento también nos damos cuenta que en realidad siempre fuimos completamente libres de decidir lo que comemos, la elección es nuestra.
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María Jimena Ricatti
Médica, Universidad de Buenos Aires, Argentina.
Doctora en Neurociencia, Universidad de Buenos Aires, Argentina.
Directora de Sensorytrip, Italia.